FRANK CABRERA Y EL ARTE DE ELEGIR CÓMO Y CUÁNDO MORIR.
1.- No se cuándo, pero parece que hace poco Frank decidió morir, no sin antes prepararse para el viaje de ida, y así el pasado viernes 15, se enroló al maravilloso retiro de EMAÚS, de la Parroquia Santa Rosa de Lima.
2.- No es extraño que haya seleccionado el retiro de EMAUS, ya que éste le garantizaba la paz espiritual que él buscaba, según confesó a sus cercanos.
3.- El domingo 17, era el ultimo día del retiro, y al parecer ya estaba preparado, pues se mostraba centrado, en bajo perfil, silencioso. Los organizadores lo seleccionaron junto a mí, para leer las dos lecturas en la parroquia, el tenía la primera lectura, yo la segunda.
4.- Llegado el autobús a la parroquia, familiares y feligreses confundidos, nos recibieron con gran algarabía luego del encuentro con nosotros mismos y con Dios.
5.- Recuerdo que en la parroquia alguien le preguntó a Frank, que cómo se sentía, el respondió que feliz, aunque no se le reflejaba.
6.- Una vez Frank concluyó la lectura del pasaje bíblico, por cierto, muy profesional como nos tenía acostumbrado, fue a su silla y sabiendo que había cumplido la misión, entonces se fue a los brazos del Señor.
7.- Que nadie lo dude, Frank, eligió morir el domingo 17 de noviembre pues su maleta estaba hecha para su partida. Por eso decidió ir al retiro de EMAUS, a ese encuentro con Dios, para irse en paz en el lugar ideal, la iglesia, y en el mejor momento, luego de su última lectura de Maestria de Ceremonia en una misa.
Yo no lo conocí bien, pero esa decisión refleja un hombre inteligente, puesto por su oficio periodístico supone que estaba rodeado de mucho ruido y a pesar de eso logró escuchar esa voz interna que le indicaba que tenía que prepararse para la partida y lo hizo.
8.- Es bueno que todos los que lo querían sepan que Frank no sufrió mientras su alma dejaba su cuerpo, más bien nos veía atareado tratando de regresarlo a esta tierra a la que el había determinado dejar, por eso nunca lucho por sobrevivir por más que se lo pedimos. En medio de nuestra angustia, pudimos notar en su rostro mucha paz, esa que solo tienen los que no tienen apego en este mundo y parten a los brazos del Señor.
Fuente : Amaury Germán.